Mi visión de la enseñanza pregrado y postgrado en hemostasia y trombosis
Quizá convendría comenzar indicando que el concepto de educación implica aprender algo de valor. Aprender, a su vez, incluye conocimientos, habilidades y actitudes, mientras que enseñar se refiere a aquella intervención que facilita el aprendizaje. Un paso importante en todo este proceso es la evaluación y seguimiento del programa formativo, que debe contemplar las siguientes cuestiones generales:
- ¿Se han logrado los objetivos educativos?
- ¿Se ha seguido un proceso lógico?
- ¿Fue de aplicación práctica el programa?
- ¿Fue bien recibido por los estudiantes?
- ¿Satisfizo a los profesores?
Es importante señalar que el conocimiento de la Hemostasia y Trombosis es de gran interés y motivo de consulta por la gran mayoría de las áreas de la Medicina, al ser la hemorragia y la trombosis problemas importantes y frecuentes en la práctica clínica.
La enseñanza de la Hemostasia comienza en la etapa universitaria y continua con la práctica de esta subespecialidad en el ámbito hospitalario. En la Universidad debe iniciarse en el curso de Introducción a la Medicina, a partir del segundo año, donde se explican las bases moleculares de las enfermedades, abordando los principios de la hemostasia fisiológica, con una introducción a los aspectos moleculares de las enfermedades hemorrágicas y trombóticas. Los objetivos de esta etapa son que los estudiantes comprendan los componentes y las vías implicadas en la hemostasia primaria y la coagulación sanguínea, sus mecanismos de control, así como las consecuencias clínicas de las anomalías del sistema hemostático. Esta sección se puede ilustrar con ejemplos que describan las base moleculares de las trombopatías congénitas (por ejemplo, trombastenia de Glanzmann) y de los estados trombofílicos (por ejemplo, deficiencia de antitrombina, factor V Leiden, etc.). En este curso y en el siguiente se sentarán las bases anatómicas y fisiológicas de las diferentes células, órganos y sistemas implicados en la hemostasia: megacariopoyesis, plaquetas, células endoteliales, monocitos, bazo, sistema vascular, etc., y se realizará una aproximación con casos clínicos prácticos, que permitan al alumno ir conociendo los principales trastornos hemorrágicos, la trombosis venosa y arterial, así como una introducción de las principales pruebas para la monitorización de la hemostasia.
Los dos cursos siguientes tendrán un marcado componente clínico, con seminarios, tutorías y pasantía clínica, para que el alumno disponga de tiempo para interpelar al profesor sobre las distintas cuestiones que sean de su interés. La docencia se basará fundamentalmente en aprendizaje basado en problemas clínicos de pacientes con tendencia hemorrágica o trombótica, haciendo énfasis en la historia clínica, diagnóstico diferencial, pruebas diagnósticas globales y específicas y aspectos terapéuticos. Tras estas actividades, el alumno realizará un resumen con los principales puntos tratados, que complementará con una revisión bibliográfica del tema. Tras la supervisión por el docente, este será el contenido de la materia que deberá ser evaluada.
El último año requiere una estancia más prolongada, realizando la pasantía clínica en un centro médico. En este periodo se asignará un especialista del Servicio de Hematología o de la Unidad de Hemostasia y Trombosis como responsable de la docencia, quien deberá involucrar al alumno en las actividades del Servicio (visita a pacientes hospitalizados y ambulatorios con problemas trombóticos y hemorrágicos, consulta en las unidades de tratamiento antitrombótico, sesiones bibliográficas y monográficas, etc.). En esta etapa se deberá establecer un programa específico con la temática concreta en Hemostasia y Trombosis necesaria para alcanzar los objetivos docentes.
Moviéndonos al ámbito de posgrado, los principales factores que van a contribuir al éxito docente serían: a) conocer a qué estudiantes se dirige el programa, b) elección de temas relevantes, c) tutorización activa por un mentor, y d) evaluación continua.
Es importante en esta fase la figura del mentor, que debe reunir las cualidades de científico y maestro (no debemos olvidar que científicos excelentes no siempre son buenos docentes), quien deberá dirigir al médico o licenciado (bioquímico, biólogo, farmacéutico) hacia la excelencia, clínica pero también investigadora, con el objetivo final de que, a su vez, ellos puedan contribuir al desarrollo de buenas Unidades de Hemostasia y Trombosis en el futuro.
La interacción entre el posgraduado y el tutor va a ser, por tanto, clave en esta etapa. Los cursos de postgrado pueden incluir especialistas de otras disciplinas con interés en Hemostasia y Trombosis, como neurólogos, internistas, intensivistas, ginecólogos o angiólogos. Esta heterogeneidad puede ser importante a la hora de diseñar los programas de postgrado incluyendo casos clínicos, revisiones bibliográficas, aspectos analíticos, metodología de los ensayos clínicos, diseño de un programa de investigación, etc. Pueden ser de gran utilidad las recomendaciones de la Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia (ISTH) en relación con las competencia curriculares, tanto a nivel clínico (Mclintock C, et al. J Thromb Hemost. 2016;14:3) como de laboratorio (Moffat KA, et al. J Thromb Hemost. 2019;18:1848-59).
La fase final de esta etapa, para aquellos posgraduados con interés en desarrollar un tramo investigador y docente, será la elaboración de un proyecto de investigación que culminará con la preparación de un artículo científico en una revista con factor de impacto, como paso previo a la defensa de la Tesis Doctoral.
En resumen, la educación pregrado y posgrado en Hemostasia y Trombosis adquiere especial interés por ser la hemorragia y la trombosis muy relevantes en todas las áreas de la Medicina y motivo de frecuentes consultas. Para su buen desarrollo es clave una programación estructurada y supervisada por el especialista, con objetivos bien definidos y evaluación periódica.
José A. Páramo Fernández
Presidente de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH)