En la XVI Lección Conmemorativa Ricardo Castillo-Antonio López Borrasca

- El Dr. Francisco España Furió, del Instituto de Investigación Sanitaria La Fe-Hospital Universitario y Politécnico La Fe ha repasado los aspectos no anticoagulantes de esta importante proteína.
- Se han presentado en los últimos años evidencias de que la proteína C
ejerce importantes funciones citoprotectoras independientemente de su
actividad anticoagulante
Málaga, 27 de octubre de 2017.– La vía de la proteína C no solo ejerce una función
anticoagulante “que es esencial para mantener la integridad del vaso sanguíneo, sino
que también puede ejercer funciones citoprotectoras, fundamentalmente en
situaciones con alto componente inflamatorio o de destrucción de la barrera
hematoencefálica”, así lo ha manifestado el Dr. Francisco España Furió del Instituto de
Investigación Sanitaria La Fe-Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia
durante XVI Lección Conmemorativa Ricardo Castillo-Antonio López Borrasca, que ha
tenido lugar esta mañana en el marco del LIX Congreso Nacional de la SEHH y XXXIII
Congreso Nacional de la SETH.
Estudios in vitro y en modelos animales han demostrado “que la proteína C activada
(APC) puede ejercer funciones antiinflamatorias, antiapoptóticas, de protección de la
barrera endotelial y neuroprotectoras”, afirmó.
Así, la APC “reduce el daño orgánico en modelos animales de sepsis, daño isquémico
y daño endotelial”. Además, aseguró “exhibe efectos neuroprotectores en un modelo
de ictus, tras restaurarse el flujo sanguíneo cerebral reduciéndose el volumen del
infarto cerebral, y protege a las neuronas en un modelo de daño citotóxico”. También
presenta actividad antiapoptótica en células endoteliales humanas, añadió.
En la evolución de la vía anticoagulante de la proteína C, el Dr. España ha explicado
como hasta hace poco se conocía la función esencial que ejerce esta vía como
anticoagulante natural. “Hay que tener en cuenta que un déficit heterocigoto de
proteína C aumenta unas 10 veces el riesgo de tromboembolismo venoso, y los recién
nacidos con homocigotos (niveles menores del 1%) experimentan trombosis masivas,
coagulación intravascular diseminada, y fallecen si no reciben tratamiento adecuado”.
Así, ha repasado los aspectos más interesantes descritos recientemente sobre esta
función anticoagulante.
Tal como resume el Dr. España, la vía de la proteína C es un mecanismo
anticoagulante natural esencial para la regulación de la coagulación sanguínea y,
aunque es una función conocida, en la investigación se ha querido abordar temas más
desconocidos sobre el impacto de dicha proteína. “En los últimos años se han
presentado evidencias que parecen demostrar que la vía de la proteína C ejerce
importantes funciones citoprotectoras independientemente de su actividad
anticoagulante, por lo que buena parte de la ponencia se centra en resultados, aún no
publicados, pero muy prometedores en relación con nuevos fármacos relacionados
con esta vía”.
En cuanto a una aplicación más práctica sobre esta nueva línea de investigación, el
Dr. España avanza que hay ensayos clínicos nuevos muy avanzados enfocados en la
protección neuronal y a los procesos inflamatorios. “El tratamiento de enfermedades
tales como sepsis, ictus, malaria, artritis pancreática, inflamación intestinal o
enfermedad de Alzheimer pueden verse en un futuro próximo muy beneficiados con el
desarrollo de nuevos fármacos cuyo componente sea la vía de la proteína C”.
El Dr. España hizo referencia a las nuevas líneas de investigación de la proteína C y
el futuro más prometedor “la idea es que estas variantes de APC serán más seguras al
no tener efectos hemorrágicos y mantener su función citoprotectora, con lo que se
podría incluso aumentar la concentración de APC utilizada sin riesgo de hemorragias”,
concluyó.