- La prescripción de la terapia con anticoagulantes orales de acción directa debe generalizarse en nuestro país
- Más de un millón de personas en España sigue tratamiento anticoagulante y la cifra aumenta por el envejecimiento de la población
- La tendencia es incrementar el número de pacientes anticoagulados con ACODs en fibrilación auricular no valvular y en enfermedad tromboembólica y reducir los tratados con fármacos antivitamina K
- Las Unidades de Tratamiento Antitrombótico deben ser el eje de coordinación de las especialidades relacionadas con la anticoagulación y el motor de la terapia anticoagulante en los hospitales
Valencia, 25 de octubre de 2019.- Los procedimientos médicos cada vez más complejos y el envejecimiento de la población son dos de los principales factores que están detrás del aumento de las necesidades de tratamiento antitrombótico.
Conocer la evidencia científica que existe sobre cuestiones relacionadas con la anticoagulación, como: cuál debe ser la duración del tratamiento, el periprocedimiento en pacientes anticoagulados, lo que hacen otros centros asistenciales en este campo o las tendencias terapéuticas son algunos de los objetivos del simposio ‘Aspectos prácticos del tratamiento antitrombótico’, que ha tenido lugar en el LXI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) y XXXV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH), que se celebra en Valencia.
Jorge Cuesta, jefe del Servicio de Hematología del Complejo Hospitalario de Toledo y vocal de la SETH, ha hablado sobre el papel del hematólogo en este campo y ha destacado la extensa actividad que corresponde a estos profesionales en los hospitales, siendo las Unidades de Tratamiento Antitrombótico las que deben centralizar el manejo de los pacientes en tratamiento antitrombótico, desde la formación e información al paciente, el manejo de situaciones especiales y las posibles complicaciones. “El hematólogo debe liderar el proceso de tratamiento antitrombótico, pero la coordinación con equipos de otras especialidades y niveles asistenciales es fundamental”, ha subrayado.
También se ha referido al uso de los anticoagulantes orales de acción directa (ACODs), “unos fármacos que añaden seguridad y eficacia”. En tromboembolismo pulmonar (TEP) “son de primera elección, pero no están financiados por el Sistema Nacional de Salud. Asimismo, existe evidencia de la mejor anticoagulación y seguridad con ACODs en pacientes con fibrilación auricular no valvular”, describe Cuesta. Sin embargo, “existen diferencias significativas entre comunidades autónomas, ya que la aprobación para que se autorice por la inspección médica depende de unas exigencias, que varían entre comunidades, así como la posibilidad de pauta, existiendo zonas en las que el médico de atención primaria no puede prescribirlo”.
Los profesionales que tratan pacientes que requieren anticoagulación llevan tiempo reclamando a la Administración que amplíe las indicaciones financiadas de los anticoagulantes orales de acción directa, una petición que aún no se ha satisfecho. A pesar de todos los obstáculos, “la tendencia es aumentar la cifra de pacientes con fibrilación auricular no valvular anticoagulados con ACODs en lugar de con antivitamina K”, ha apuntado el representante de la SETH.
A pesar de que cada vez se maneja mejor la terapia anticoagulante, en opinión de Jorge Cuesta existe margen para avanzar en diferentes campos, como es la coordinación entre los profesionales, derivar a los enfermos en situaciones especiales a las unidades de tratamiento antitrombótico, aumentar la formación de enfermería y atención primaria y aumentar la cifra de pacientes anticoagulados con antivitamina K con la modalidad de autocontrol.
“La SETH trabaja concienciando a diferentes instituciones y a la población sobre medidas generales que ayudan a reducir el riesgo de sufrir eventos tromboembólicos. La comunicación a través de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) puede ayudar a que, en el futuro, la población sea consciente de la importancia de la terapia antitrombótica, del importante papel que desempeña el hematólogo en este campo y la necesidad de mejorar las condiciones de financiación de determinados tratamientos”, ha concluido.
En el simposio, José Mateo, jefe clínico de la Unidad de Hemostasia y Trombosis del Hospital de Sant Pau de Barcelona, ha expuesto la evidencia clínica del protocolo de la SETH sobre anticoagulación para el pre y postoperatorio.