Hasta un 30% de los pacientes hospitalizados por Covid-19 pueden desarrollar complicaciones trombóticas
- Este año el día mundial se centra en las relaciones entre COVID-19 y trombosis y cómo esta infección tiene un gran impacto sobre los mecanismos de coagulación
- 1 de cada 5 pacientes infectados por el coronavirus SARS-Cov-2 desarrolla una infección grave caracterizada por neumonía, sepsis, síndrome respiratorio agudo y supone un estado protrombótico
- En España se celebrará un webinar con el título: «Riesgo trombótico y Covid-19: ¿Qué hemos aprendido?»
Madrid, 1 de octubre de 2020. – La campaña del Día Mundial de la Trombosis, World Thrombosis Day (WTD) que se celebra el próximo día 13 de octubre, se centra este año en las relaciones entre COVID-19 y trombosis y cómo esta infección tiene un gran impacto sobre los mecanismos de coagulación. La Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia (ISTH) promueve los actos de este día, y este año estarán marcados por los eventos virtuales y webinar.
Con más de 34 millones de casos confirmados en todo el mundo y más de un millón de muertes a día de hoy en todo el mundo, la pandemia provocada por COVID-19 representa una de las más importantes crisis sanitarias del momento actual.
El presidente de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia, Dr. José Antonio Páramo, asegura que «es imprescindible aunar esfuerzos encaminados a la prevención, diagnóstico y tratamiento, lo que es especialmente relevante en el ámbito de la trombosis, por ser ésta una complicación frecuente y grave de COVID-19». Y añade, «puede ser potencialmente mortal y con impacto significativo sobre la calidad de vida de los pacientes que sobreviven al evento trombótico».
En España, el próximo 13 de octubre, de 16:30 a 17:30 h se celebrará un webinar bajo el título: Riesgo trombótico y covid-19: ¿Qué hemos aprendido? Y que estará coordinado por el Dr. Juan Carlos Reverter Calatayud.
Incidencia
Se calcula que aproximadamente uno de cada 5 pacientes infectados por el coronavirus SARS-Cov-2 desarrolla una infección grave caracterizada por neumonía, sepsis y síndrome respiratorio agudo cuyo curso puede resultar fatal. Asimismo, se ha puesto de manifiesto que los pacientes hospitalizados que presentan manifestaciones respiratorias o sistémicas graves muestran una coagulopatía, caracterizada por niveles elevados de fibrinógeno y dímero D, indicando un estado de hipercoagulabilidad, el cual se asocia con complicaciones trombóticas, fundamentalmente tromboembolismo venoso (TEV) en hasta el 30% de los casos.
También se han descrito trombosis en otras localizaciones como cerebral (ictus), cardiaca (infarto) o extremidades (arteriopatía periférica). Además se produce una respuesta inflamatoria, «tormenta de citocinas» que conduce a la formación de microcoágulos (inmunotrombosis) en la circulación pulmonar que contribuye a la elevada mortalidad observada en estos pacientes.
Como resultado de este estado protrombótico diversas sociedades científicas, entre ellas la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH), recomiendan «una estrategia de profilaxis antitrombótica en todo paciente hospitalizado con COVID-19».
Según el Dr. Páramo, «reducir la carga trombótica debe ser un objetivo y una clara llamada a la acción». Para ello, se requiere «implementar las medidas (escalas, etc.) que permitan la valoración individualizada del riesgo trombótico de los pacientes hospitalizados, establecer sistemas consensuados de prevención, diagnóstico y tratamiento del TEV, incluyendo el periodo post-hospitalización y determinar herramientas que permitan recopilar la información clínica para generar conocimiento sobre la enfermedad, su evolución y posibles secuelas postrombóticas», explicó.
La SETH considera, por tanto, crítico priorizar los esfuerzos encaminados a la prevención del TEV asociado con COVID-19 y fomentar la información a la opinión pública sobre la magnitud del problema y que a la vez sirva de ayuda para afrontar otra posible crisis sanitaria generada por una nueva oleada de contagios.
A día de hoy, las infecciones por coronavirus en España continúan aumentando, con más de 670.000 casos desde el inicio de la pandemia y con una cifra de nuevos contagios registrados que supera 27.000 y de fallecimientos superando los 30.000 casos.
El Tromboembolismo venoso (TEV)
El tromboembolismo venoso (TEV) es una grave enfermedad con una incidencia de un caso por mil habitantes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Cada año se producen en el mundo unos 10 millones de casos de TEV y su mortalidad supera a la suma de fallecimientos por cáncer de mama, VIH y accidentes de tráfico. «Una de cada cuatro muertes que suceden en el mundo es a consecuencia de una trombosis», indica el presidente de la SETH. Solo en Europa mueren cada año 544.000 personas por TEV, y la carga económica anual de la morbimortalidad asociada es importantísima para los sistemas sanitarios.
La contundencia de los datos no evita que el TEV sea una enfermedad poco conocida entre la población y que la concienciación sobre el problema sea mucho menor que frente a otras enfermedades como el infarto de miocardio, el ictus, la hipertensión arterial o el cáncer de mama o de próstata.
La trombosis se produce cuando se forma un coágulo de sangre en un vaso, que puede ser una vena profunda (generalmente de las piernas) y da lugar a una trombosis venosa profunda (TVP). Si el coágulo llega hasta los pulmones se llama embolismo pulmonar (EP) y su gravedad es mucho mayor. Ambos problemas se agrupan bajo el nombre TEV.
Prevención
La realidad es que el TEV se puede prevenir en muchos casos conociendo los factores de riesgo. Partiendo de que cualquier persona, a cualquier edad, puede tener un episodio trombótico, existen unas condiciones que aumentan la posibilidad de sufrir TEV, entre los que destacan hospitalizaciones prolongadas, someterse a cirugía mayor (ortopédica, abdominal, oncológica, etc), presentar ciertas alteraciones genéticas o sufrir cáncer.
La buena noticia es que a pesar de la magnitud del problema, el TEV puede prevenirse muy eficazmente con métodos físicos y farmacológicos, lo que es especialmente relevante en pacientes inmovilizados como consecuencia de la hospitalización por un proceso médico o quirúrgico.
«La profilaxis antitrombótica también es de gran utilidad en pacientes hospitalizados con COVID-19, si bien ensayos clínicos en curso tratan de determinar la dosis óptima en estos pacientes» señala el Dr Páramo.